Era un día
nublado, a finales de octubre. En las calles corría un viento que a través de
los arboles cantaban su melodía. Benjamín miraba por su ventana mientras estaba
sentado con su computador revisando una guía con muchos nombres de
una actividad que había participado no hace mucho.
No sabía en
realidad qué hacer con ella, pero en su mente solo se acordaba de una niña, que
la observo atentamente cuando tuvo la oportunidad de saber quién era ella.
Entre actividades, el de miraba sigiloso a esta muchacha de un cabello
castaño, que al parecer era alguien muy tímida, muy risueña y que tenía
una sonrisa maravillosa. En ese momento se le vino la cabeza su nombre,
Martina Ignacia al parecer se llamaba,
por lo que comenzó a buscar ese nombre en aquel papel.
Lo pensó un
momento y no supo si hacia lo correcto o no pero tenía la incertidumbre de
saber más de ella, de saber cómo era ella. Por lo que de pronto comenzó a
escribir su dirección de e-mail en su
computadora y agregarla. Nervioso y ansioso, no sabía cuál sería la
reacción de aquella joven, no tenía miedo a que no lo aceptaran. Además solo
tenía la curiosidad de conocerla, ya que el pasaba por un momento no
muy positivo. De pronto para su sorpresa, ella
lo había aceptado, por lo que no dejo pasar segundos y le
converso.
- Hola...¿como estas?
- Bien, ¿quién eres....?
Solo es esa
pregunto lo dejo congelado, no sabía si seguir o quedar callado y dejar que eso
quedara ahí. Pero algo lo hacía querer saber más de ella.
- Soy Benjamín, participe de una actividad hace poco que al
parecer tú estabas en ella.
- Ha!!! ya recuerdo quien eres, ¿como estas?
y así
comenzaron a conversar durante ese día distintas cosas, de donde eran cada
uno...que hacían...y lentamente saber un pequeño dato de esta otra
persona. Ella sin duda era una niña preciosa. El solo recordaba aquella
sonrisa, que le creaban unas margaritas pequeñas y que las acompañaba un
pequeño color rojo pastel en sus mejillas. Ese día no conversaron hasta muy
tarde, pero si el quedo con muchas ganas de que llegara el otro día y poder
volver a conversar con ella...sin duda algo provocaba ella, que lo hacía
sentir cómodo, tímido, pero con ganas de
seguir conociéndola más y más.
Al día
siguiente no supo en realidad que estaba pasando...pero si sabía que estaba
sintiendo algo que era totalmente desconocido para él. Benjamín se
conecto muy temprano al día siguiente esperando que ella se conectara, pero
pasaban las horas y ni una luz de que ella apareciera. Hasta que de pronto, una
ventana dando a luz de alegría..."Martina
se había conectado".
Como loco
solo abrió el chat y le hablo...
- Hola mi niña, ¿como estas?
- Hola, ¿bien y tú?
- Bien, esperando que alguien se conectara. Tenía muchas ansias de
conversar con ella.
Ella solo
sonrío. Para benjamín eso basto para sentirse en ese momento encantado por
ella, cosa de niños.
- ¿Como estuvo tu día? ¿muy pesado?
- No, al contrario, estuvo muy
bien Respondió ella
- y tu Martina, ¿qué estudias? Pregunto
Benjamín
- Pedagogía básica, lo que pasa es que los niños son mi pasión y
me encanta trabajar con ellos. ¿y tu Benjamín?
- Yo aun estoy en la secundaría, lo que pasa es que
no he tenido un año muy bueno de salud.
Lentamente
comenzaron a conocerse mucho más, y fueron encontrando ciertas
cualidades que les comenzaron a llamar la atención uno del otro. Con lo días
comenzaron hablar de sueños y de historias perfectas, de los momentos más
perfectos que pueden producirse entre una pareja. Por lo que
Benjamín comenzó a olvidar a cierta persona que tanto daño le hizo y
vio en Martina más de una razón para conocerla y querer hablar más y más.
Con el tiempo
una de las cosas que tuvieron en común es que lo mejor para una cita perfecta,
es un café bajo la lluvia caminando por las calles con los faroles
prendidos, imaginándose como
si fueran las calles de París, en el siglo XVIII
mientras los caballos trasladaban a los caballeros y doncellas a sus eventos
de altas alcurnias. Una época donde los amores y los encantos eran
historias de maravillosas historias
de películas.
- Hola Martina, tan temprano por estos lados...me alegra mucho
- Benjamín, hola...si lo que pasa es que tuve que realizar un
trabajo y me desocupé antes por lo que ahora me encuentro en casa. Tú,
¿como estas?
- Bien, acá en casa, un poco aburrido, pero debo
estudiar para una prueba, lo que pasa es que tengo muchas en
este ultimo tiempo, como estuve con licencia tanto tiempo, se me
juntaron, por lo que entre trabajos y pruebas debo sacar todo esto. Aunque
para ser sincero, no soy muy estudioso que digamos...pero si o si debo
lograr esto.
- Sin duda debes hacerlo, solo debes confiar en ti mismo, creo que
tienes toda las herramientas para lograrlo.
Era así las
conversiones de ellos dos, por horas...que no se daban cuenta de cómo avanzaba
el tiempo, quizás este ultimo hasta se apuraba, pues cada día se
acostaban más tarde conversando y querían que llegara la tarde para
hablar nuevamente.
Un día
decidieron salir, ya claramente sentían una atracción muy
grande, pero lamentablemente Benjamín
no podía salir, por lo que invito a Martina y otros amigos a
que vinieran a su casa. Era un día de lluvia, muy fuerte, y el
estaba ansioso de que ella aceptara, pero tuvo que hacer
muchos malabares para convencerla...aunque para ser sincero,
eso quería ella también, pero le gustaba
como Benjamín la convencía.
- Realmente quería verte Martina, solo que me siento
enfermo vemos películas?
- No lo sé Benjamín, además no sé dónde vives, y está lloviendo.
- Pero no vendrás sola, además ellos saben donde vivo. Y
puedes venir muy abrigada, yo te ofrezco acá un café.
Por favor, ven Martina.
- Esta bien Benjamín, les preguntare que dicen ellos, y si dicen que
si, iremos a verte.
En ese momento
Benjamín comenzó a ordenar rápido para poder dar la mejor impresión,
y a planear como seria esa "cita" pues
era prácticamente eso.
Suena la
puerta, dijo Benjamín. Deben ser ellos... - debe estar preciosa - eran
sus pensamientos en esos segundos. Camino hacia la
puerta rápidamente para no dejar que se mojaran mucho.
- Hola, adelante pasen, hola Martina...me alegra que
hallas venido.
Pasó el tiempo,
y comenzaron a ver la película, los dos amigos y ella en
un sofá grande, color terracota, ubicado frente a su televisor. El
pudiendo sentarse en otro lado, prefirió poner una silla a un costado de
Martina, para sentirse cerca de ella. Claro que la posición era demasiada
incomoda, pues enterraba en sus costillas el apoya brazos del sofá pero
no quería cambiarse por nada ni siquiera acomodarse.
Martina coloco
su mano sobre la parte superior del sofá, y sin darse cuenta el también, y
aunque solo quería poner su mano sobre la de ella, o comenzar a hacerle cariño
no lo hizo. Quería dar la mejor impresión de una primera
cita. Aunque solo quería moría por estar más cerca de
ella y poder besarle.
Tan tímido estaba
y nerviosos Benjamín que para relajarse, ofreció una taza de café a todos, los
cuales agradecidos aceptaron aquella invitación. Sin darse cuenta a ella
la atendió de una forma distinta...primero a ellos le trajo una taza
a cada uno...y a ella le trajo su mejor taza con un platillo para que no fuera
a quemarse. Un detalle que por supuesto sus amigos comenzaron de inmediato a
molestarlos, y lograron que ella se pusiera roja y el también y que
su vergüenza nerviosismo aumentaran tres veces más.
Pasaba el
tiempo y sus manos jamás se despegaron de estar juntas, pero sin tocarse
siquiera, lo cual hacia ver como un caballero a Benjamín y que para Martina
fuera mucho más atractivo. Termino la película y llegaba la hora de irse. Por
más que se trato de alargar el tiempo Debían regresar. Afuera la lluvia cada
vez era más fuerte, y solo quedaba abrigarse mucho. Martina andaba con una
parca con un gorro. En él pelos colgando como si fuera parca de la nieve.
Benjamín partió a su pieza a buscar algo para abrigarse. De repente sale por la
puerta y lanza una sonrisa. Se puso una parca con el mismo estilo de Martina...desde
allí la mayoría de las veces que salían, sin ponerse de acuerdo usaban los
mismos colores, como si estos pensaran iguales. Era algo divertido y tontamente
tierno a la vez.
Cuando llego a
su casa, Martina se conecto rápidamente, pues quería seguir conversando con
este nuevo personaje que poco a poco comenzaba a gustarle un poco más. Él por su
lado, comenzaba a sentir cosas que anteriormente no había sentido lo cual no se
explicaba si él se había ya enamorado una vez, pero si había sentido amor, que
es el mayor sentimiento que uno puede sentir, ¿qué era esta extraña sensación
que esta hermosa joven le hacía sentir? algo de miedo le inundo su mente y
corazón pero el querer conocerla más y compartir era mayor por lo que siguió
conversando mas y mas con ella. Un día decidieron salir juntos, en el centro de
la ciudad, a una de las plazas más conocidas. Atardecía lentamente, las luces
de los faroles se prendían y era imaginarse en aquellos tiempos donde pasaba
aquel hombre con la antorcha prendiendo cada farol mientras pasaban los hombres
de la nobleza con sus caballos. Fue una linda salida, donde ambos hicieron
volar la imaginación...adelantando un futuro que ni siquiera pertenecía al
presente en ese momento pero que los lleno tanto que ambos analizaron la
posibilidad de emprender aquel viaje que los llevara a ese hermoso panorama.
Acabado el día, Benjamín llego a su
casa subió rápidamente a su pieza para ver si su hermosa joven había
llegado. Mientras prendía la computadora, comenzó a decidir ciertas cosas.
Estaba listo para querer seguir al siguiente paso, sin duda quería Benjamín entablar
el comienzo de una relación con Martina. De crear una ilusión y un sueño por el
cual ambos quisieran seguir adelante. Aquella noche, la invito a salir a
caminar pero esta vez por la parte costera de la cuidad. Gustosamente Martina
acepto la invitación con gran emoción pues volvería a ver quien creaba más que
solo mariposas, volvería a ver al joven que le gustaba, y que cada
día le gustaba más.
Llego aquel día
domingo, un 28 de agosto del año 2008. El ansiosos con todo esto, estaba listo
una hora antes, y bajo lentamente a su punto de encuentro. Se daba vueltas y
vueltas, esperando que los minutos pasaran más rápido de lo que ya podían
pasar. De pronto hacia el lado noroeste de la calle, una joven con su pelo castaño
brillando a la luz de un hermoso sol, era quien más resaltaba de entre la
multitud. Martina lentamente se acercaba a donde él la esperaba. Benjamín más
nervioso en esos segundos, no sabía cómo actuar ni hacer que las cosas solo se
dieran. Cuando llego le dio un beso en sus mejillas y le dio un abrazo.
Cogieron algún transporte que llegara hacia alguna parte de la costa, un camino
que se hizo eterno, pues los minutos en ese momento olvidaron de
pasar, mientras ellos gustosamente estaban más cerca. Benjamín la mira
y sonríe, mientras ella se pone un tanto roja. Apenas toman un
asiento desocupado. Él la abraza y no la suelta en todo su viaje, que sería
el último viaje que harían solos en este tiempo. Pues
solo faltarían pocas horas para que todo eso cambiara.
Luego de 45
minutos, decidieron bajar cercanos a un instituto
donde había una amiga de ellos, con la idea de ir a buscarla. Creo
que ambos se alegraron de cierta forma cuando ella dijo que no
estaba. Comenzaron a caminar por un paseo que había a un costado, el
paseo Wheelright. En él, tres miradores en medio del camino, en el cual se
acercaron al segundo, a contemplar el reventar de las olas en las rocas justo
bajo el mirador. En el lugar hablar de muchas cosas, Benjamín molesto un rato a
Martina con que tenia conocidos frente a ellos, en aquella
universidad, señalándola con el dedo. Era roja y muy avergonzada no sabía
que decir. Pero solo eran bromas. Habían pasado las horas ya y luego de
hablar y contemplar tan hermoso paisaje, quedaron frente a frente. Ambos con
los corazones muy acelerados por tan hermosos y vergonzoso momento, pero el
momento y lugar que el destino había elegido para ellos sellaran algo que
estaba a punto de comenzar. Cerca de las 18.00 hrs de ese día,
lentamente Benjamín se acerco a su cara, observando aquellos hermosos
labios que Martina tenia. A la Vez, ella temblorosa miraba todo el desenlace de
lo que estaba sucediendo. De pronto, solo quedaba de lejos la imagen
de dos personas en el segundo mirador, que un haz de luz solar les daba
la iluminación perfecta, para que por primera vez, se sellara
a través de un ultimo primer beso aquella nueva historia que sería la
historia más romántica de los últimos tiempos. Es allí
cuando todo comienza entre estos dos jóvenes que luego de ese primer
beso se miran y se abrazan diciéndose "te quiero".
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