domingo, 15 de abril de 2012

Una conversación insperada

Era un día nublado, a finales de octubre. En las calles corría un viento que a través de los arboles cantaban su melodía. Benjamín miraba por su ventana mientras estaba sentado con su computador revisando una guía con muchos nombres de una actividad que había participado no hace mucho.
No sabía en realidad qué hacer con ella, pero en su mente solo se acordaba de una niña, que la observo atentamente cuando tuvo la oportunidad de saber quién era ella.  Entre actividades, el de miraba sigiloso a esta muchacha de un cabello castaño, que al parecer era alguien muy tímida, muy risueña y que tenía una sonrisa maravillosa.  En ese momento se le vino la cabeza su nombre, Martina Ignacia al parecer se llamaba, por lo que comenzó a buscar ese nombre en aquel papel.
Lo pensó un momento y no supo si hacia lo correcto o no pero tenía la incertidumbre de saber más de ella, de saber cómo era ella. Por lo que de pronto comenzó a escribir su dirección de e-mail en su computadora y agregarla. Nervioso y ansioso, no sabía cuál sería la reacción de aquella joven, no tenía miedo a que no lo aceptaran. Además solo tenía la curiosidad de conocerla, ya que el pasaba por un momento no muy positivo. De pronto para su sorpresa, ella lo había aceptado, por lo que no dejo pasar segundos y le converso. 
        - Hola...¿como estas?
        - Bien, ¿quién eres....?
Solo es esa pregunto lo dejo congelado, no sabía si seguir o quedar callado y dejar que eso quedara ahí. Pero algo lo hacía querer saber más de ella. 
       - Soy Benjamín, participe de una actividad hace poco que al parecer tú estabas en ella.
       - Ha!!!  ya recuerdo quien eres, ¿como estas?
y así comenzaron a conversar durante ese día distintas cosas, de donde eran cada uno...que hacían...y lentamente saber un pequeño dato de esta otra persona. Ella sin duda era una niña preciosa. El solo recordaba aquella sonrisa, que le creaban unas margaritas pequeñas y que las acompañaba un pequeño color rojo pastel en sus mejillas. Ese día no conversaron hasta muy tarde, pero si el quedo con muchas ganas de que llegara el otro día y poder volver a conversar con ella...sin duda algo provocaba ella, que lo hacía sentir cómodo, tímido, pero con ganas de seguir conociéndola más y más.
Al día siguiente no supo en realidad que estaba pasando...pero si sabía que estaba sintiendo algo que era totalmente desconocido para él.  Benjamín se conecto muy temprano al día siguiente esperando que ella se conectara, pero pasaban las horas y ni una luz de que ella apareciera. Hasta que de pronto, una ventana dando a luz de alegría..."Martina se había conectado".
Como loco solo abrió el chat y le hablo...
      - Hola mi niña, ¿como estas? 
      - Hola, ¿bien y tú?
      - Bien, esperando que alguien se conectara. Tenía muchas ansias de conversar con ella. 
Ella solo sonrío. Para benjamín eso basto para sentirse en ese momento encantado por ella, cosa de niños.
      - ¿Como estuvo tu día? ¿muy pesado?
       - No, al contrario, estuvo muy bien   Respondió ella
      - y tu Martina, ¿qué estudias?      Pregunto Benjamín
    - Pedagogía básica, lo que pasa es que los niños son mi pasión y me encanta trabajar con ellos. ¿y tu Benjamín?
     - Yo aun estoy en la secundaría, lo que pasa es que no he tenido un año muy bueno de salud.
Lentamente comenzaron a conocerse mucho más, y fueron encontrando ciertas cualidades que les comenzaron a llamar la atención uno del otro. Con lo días comenzaron hablar de sueños y de historias perfectas, de los momentos más perfectos que pueden producirse entre una pareja. Por lo que Benjamín comenzó a olvidar a cierta persona que tanto daño le hizo y vio en Martina más de una razón para conocerla y querer hablar más y más. 
Con el tiempo una de las cosas que tuvieron en común es que lo mejor para una cita perfecta, es un café bajo la lluvia caminando por las calles con los faroles prendidos, imaginándose como si fueran las calles de París, en el siglo XVIII mientras los caballos trasladaban a los caballeros y doncellas a sus eventos  de altas alcurnias. Una época donde los amores y los encantos eran historias de maravillosas historias de películas. 

     - Hola Martina, tan temprano por estos lados...me alegra  mucho
      - Benjamín, hola...si lo que pasa es que tuve que realizar un trabajo y me desocupé antes por lo que ahora me  encuentro en casa. Tú, ¿como estas?
      - Bien, acá en casa, un poco aburrido, pero debo estudiar para una prueba, lo que pasa es que tengo muchas en este ultimo tiempo, como estuve con licencia tanto tiempo, se me juntaron, por lo que entre trabajos y pruebas debo sacar todo esto. Aunque para ser sincero, no soy muy estudioso que digamos...pero si o si debo lograr esto.
      - Sin duda debes hacerlo, solo debes confiar en ti mismo, creo que tienes toda las herramientas para lograrlo.
Era así las conversiones de ellos dos, por horas...que no se daban cuenta de cómo avanzaba el tiempo, quizás este ultimo hasta se apuraba, pues cada día se acostaban más tarde conversando y querían que llegara la tarde para hablar nuevamente.
Un día decidieron salir, ya claramente sentían una atracción muy grande, pero lamentablemente Benjamín no podía salir, por lo que invito a Martina y otros amigos a que vinieran a su casa. Era un día de lluvia, muy fuerte, y el estaba ansioso de que ella aceptara, pero tuvo que hacer muchos malabares para convencerla...aunque para ser sincero, eso quería ella también, pero le gustaba como Benjamín la convencía.
     - Realmente quería verte Martina, solo que me siento enfermo vemos películas?
     - No lo sé Benjamín, además no sé dónde vives, y está lloviendo.
     - Pero no vendrás sola, además ellos saben donde vivo. Y   puedes venir muy abrigada, yo te ofrezco acá un café. Por favor, ven Martina.
     - Esta bien Benjamín, les preguntare que dicen ellos, y si dicen que si, iremos a verte.
En ese momento Benjamín comenzó a ordenar rápido para poder dar la mejor impresión, y a planear como seria esa "cita" pues era prácticamente eso. 
Suena la puerta, dijo Benjamín. Deben ser ellos... - debe estar preciosa - eran sus pensamientos en esos segundos. Camino hacia la puerta rápidamente para no dejar que se mojaran mucho. 
         - Hola, adelante pasen, hola Martina...me alegra que hallas venido.
    
Pasó el tiempo, y comenzaron a ver la película, los dos amigos y ella en un sofá grande, color terracota, ubicado frente a su televisor. El pudiendo sentarse en otro lado, prefirió poner una silla a un costado de Martina, para sentirse cerca de ella. Claro que la posición era demasiada incomoda, pues enterraba en sus costillas el apoya brazos del sofá pero no quería cambiarse por nada ni siquiera acomodarse. 
Martina coloco su mano sobre la parte superior del sofá, y sin darse cuenta el también, y aunque solo quería poner su mano sobre la de ella, o comenzar a hacerle cariño no lo hizo. Quería dar la mejor impresión de una primera cita. Aunque solo quería moría por estar más cerca de ella y poder besarle.
Tan tímido estaba y nerviosos Benjamín que para relajarse, ofreció una taza de café a todos, los cuales agradecidos aceptaron aquella invitación. Sin darse cuenta a ella la atendió de una forma distinta...primero a ellos le trajo una taza a cada uno...y a ella le trajo su mejor taza con un platillo para que no fuera a quemarse. Un detalle que por supuesto sus amigos comenzaron de inmediato a molestarlos, y lograron que ella se pusiera roja y el también y que su vergüenza nerviosismo aumentaran tres veces más.
Pasaba el tiempo y sus manos jamás se despegaron de estar juntas, pero sin tocarse siquiera, lo cual hacia ver como un caballero a Benjamín y que para Martina fuera mucho más atractivo. Termino la película y llegaba la hora de irse. Por más que se trato de alargar el tiempo Debían regresar. Afuera la lluvia cada vez era más fuerte, y solo quedaba abrigarse mucho. Martina andaba con una parca con un gorro. En él pelos colgando como si fuera parca de la nieve. Benjamín partió a su pieza a buscar algo para abrigarse. De repente sale por la puerta y lanza una sonrisa. Se puso una parca con el mismo estilo de Martina...desde allí la mayoría de las veces que salían, sin ponerse de acuerdo usaban los mismos colores, como si estos pensaran iguales. Era algo divertido y tontamente tierno a la vez. 
Cuando llego a su casa, Martina se conecto rápidamente, pues quería seguir conversando con este nuevo personaje que poco a poco comenzaba a gustarle un poco más. Él por su lado, comenzaba a sentir cosas que anteriormente no había sentido lo cual no se explicaba si él se había ya enamorado una vez, pero si había sentido amor, que es el mayor sentimiento que uno puede sentir, ¿qué era esta extraña sensación que esta hermosa joven le hacía sentir? algo de miedo le inundo su mente y corazón pero el querer conocerla más y compartir era mayor por lo que siguió conversando mas y mas con ella. Un día decidieron salir juntos, en el centro de la ciudad, a una de las plazas más conocidas. Atardecía lentamente, las luces de los faroles se prendían y era imaginarse en aquellos tiempos donde pasaba aquel hombre con la antorcha prendiendo cada farol mientras pasaban los hombres de la nobleza con sus caballos. Fue una linda salida, donde ambos hicieron volar la imaginación...adelantando un futuro que ni siquiera pertenecía al presente en ese momento pero que los lleno tanto que ambos analizaron la posibilidad de emprender aquel viaje que los llevara a ese hermoso panorama.

Acabado el día, Benjamín llego a su casa subió rápidamente a su pieza para ver si su hermosa joven había llegado. Mientras prendía la computadora, comenzó a decidir ciertas cosas. Estaba listo para querer seguir al siguiente paso, sin duda quería Benjamín entablar el comienzo de una relación con Martina. De crear una ilusión y un sueño por el cual ambos quisieran seguir adelante. Aquella noche, la invito a salir a caminar pero esta vez por la parte costera de la cuidad. Gustosamente Martina acepto la invitación con gran emoción pues volvería a ver quien creaba más que solo mariposas, volvería a ver al joven que le gustaba, y que cada día le gustaba más.

Llego aquel día domingo, un 28 de agosto del año 2008. El ansiosos con todo esto, estaba listo una hora antes, y bajo lentamente a su punto de encuentro. Se daba vueltas y vueltas, esperando que los minutos pasaran más rápido de lo que ya podían pasar. De pronto hacia el lado noroeste de la calle, una joven con su pelo castaño brillando a la luz de un hermoso sol,  era quien más resaltaba de entre la multitud. Martina lentamente se acercaba a donde él la esperaba. Benjamín más nervioso en esos segundos, no sabía cómo actuar ni hacer que las cosas solo se dieran. Cuando llego le dio un beso en sus mejillas y le dio un abrazo. Cogieron algún transporte que llegara hacia alguna parte de la costa, un camino que se hizo eterno, pues los minutos en ese momento olvidaron de pasar, mientras ellos gustosamente estaban más cerca. Benjamín la mira y sonríe, mientras ella se pone un tanto roja. Apenas toman un asiento desocupado. Él la abraza y no la suelta en todo su viaje, que sería el último viaje que harían solos en este tiempo. Pues solo faltarían pocas horas para que todo eso cambiara. 

Luego de 45 minutos, decidieron bajar cercanos a un instituto donde había una amiga de ellos, con la idea de ir a buscarla. Creo que ambos se alegraron de cierta forma cuando ella dijo que no estaba. Comenzaron a caminar por un paseo que había a un costado, el paseo Wheelright. En él, tres miradores en medio del camino, en el cual se acercaron al segundo, a contemplar el reventar de las olas en las rocas justo bajo el mirador. En el lugar hablar de muchas cosas, Benjamín molesto un rato a Martina con que tenia conocidos frente a ellos, en aquella universidad, señalándola con el dedo. Era roja y muy avergonzada no sabía que decir. Pero solo eran bromas. Habían pasado las horas ya y luego de hablar y contemplar tan hermoso paisaje, quedaron frente a frente. Ambos con los corazones muy acelerados por tan hermosos y vergonzoso momento, pero el momento y lugar que el destino había elegido para ellos sellaran algo que estaba a punto de comenzar. Cerca de las 18.00 hrs de ese día, lentamente Benjamín se acerco a su cara, observando aquellos hermosos labios que Martina tenia. A la Vez, ella temblorosa miraba todo el desenlace de lo que estaba sucediendo. De pronto, solo quedaba de lejos la imagen de dos personas en el segundo mirador, que un haz de luz solar les daba la iluminación perfecta, para que por primera vez, se sellara a través de un ultimo primer beso aquella nueva historia que sería la historia más romántica de los últimos tiempos. Es allí cuando todo comienza entre estos dos jóvenes que luego de ese primer beso se miran y se abrazan diciéndose "te quiero".
    
      

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