¿Los cuentos de hadas existen?
Comenzaban a soplar los vientos de aquella
primavera, y junto a ellos el cariño entre Martina y Benjamín era
cada vez más grande. Intentaban verse el mayor tiempo pudieran, mientras los
horarios se los permitieran y cuando eso ocurría ya casi como una
tradición era ir por un café en la tarde y pasar luego tomados
de la mano, admirándose uno al otro. Las personas cercanas a ellos
lograban ver sus sonrisas aquel brillo en sus ojos que daba prueba de que
lentamente un amor muy profundo comenzaba a encontrarse en lo mas profundo de
ellos, sin poder ellos tener el control o explicación de lo que estaban
sintiendo.
Luego de pasear un rato juntos, Benjamín
la acompañaba hasta donde ella debía ella tomar colectivo a su casa. Allí
siempre se abrazaban y besaban como si fuera la última vez,
pues querían tener ese sabor en sus labios hasta verse nuevamente.
Mientras Ella se iba en el taxi, cuando ya la noche caía en la cuidad, el
comenzaba su camino rumbo a casa, lo mas rápido posible, pues sabia que al
llegar estaría su amada conectada o algún mensaje de ella tendría.
Pues este día no era la excepción por lo que cogió rápidamente su
computador y reviso su tan esperado mensaje.
- ¿Porque
debes ser así de perfecto amado mio? - comenzaba el mensaje de Martina -
Me encantaría prolongar cada momento a tu lado por mucho más tiempo.
Tengo tanto cariño por ti amor que a veces me crea un susto pero a la vez me
alegra pues me siento muy feliz a tu lado. Es como dice una canción: " y
fue tan fácil, quererte tanto...algo que no imaginaba”. Sé que será todo
casi perfecto estos días pero sea así por mucho tiempo amado mio, pues en tan
poco tiempo tengo un cariño hacia ti como si te conociera
de mucho antes y mi corazón te hubiese reconocido. Espero no solo quede en
palabras que con el tiempo solo se las lleve el tiempo.
Ahora seguiré mis estudios, debo seguir estudiando. Estos días que no
nos veamos no será lo mismo sin ti y sabes que te extrañare más de lo que tú
crees. Éxito mi feíto hermoso. Cuídate mi amado Benjamín, mucho éxito
en sus cosas. Martina.
Con un suspiro Benjamín termino de leer
aquel mensaje que su amada Martina dejaba en su computadora y con solo leerlo
sus ojos le iluminaron como si fuera la única luz dentro de esta habitación en
penumbras. Luego de varios suspiros y recordar en su mente el hermoso rostro de
Martina, con sus mejillas coloradas, aquel cabello castaño que caía por sus
rostro y esa pequeña nariz... comenzó a escribirle
en respuesta a ella.
- Amor
mio, sé que tienes miedo, al igual que yo y si es verdad, los primero
meses quizás son cuando todo nos calza perfectamente, pero quiero y
te prometo que luchare para que todo esto que esta comenzando hace tan poquito
se prolongue por toda la vida. No se trata de que sea yo el perfecto, pero a tu
lado puedo lograr ser mejor hombre de lo que ya soy, tu me hace ser especial
y detallista y sé que seremos muy felices y no importa el resto. Eres
la persona que en mis sueños siempre busque, cumples con todo lo que puede
hacerme ser mejor y eres la mujer más tierna y hermosa que conozco...si y
algo celosa, pero me encanta por que es tu forma de demostrar
tu interés por mí. Amada mía te
quiero mucho y eres una personita muy especial para mí. Te envío a distancia un
beso enorme y un gran abrazo. Cada día que pasa será tu aroma y sabor de tus
labios los que me acompañaran hasta que nos veamos nuevamente. Descansa Martina
mía. Benjamín.
Benjamín sabia que el cumpleaños de Martina se acercaba, pues pensó en
darle una gran sorpresa que ella jamás en su vida olvidaría. Pues también se
jugaba cada alternativa el con esto. Pues tenia fe de que seria perfecto. Jamás
había hecho algo en madera pero esta era la primera vez que lo haría. Así que
solamente comenzó a tallar y a crear el mejor regalo que podía hacer.
Al pasar de los días comenzaron a salir mas y mas disfrutar cada día
que podían juntos, pues el sentimiento entre ellos era mas grande, el cual
poco a poco dejaron de temerlo pues estaba viviendo una felicidad juntos. Benjamín
aun estando en la escuela, mientras Martina cursaba su primer año de
universidad, siempre e las arreglaban para lograr verse. Como ya era de
costumbre comenzaron a tomar café en una de las calles de la ciudad, “Musetti”
se llamaba aquel lugar. O cuando no podía, un café de maquina era la mejor solución.
Ella siempre su café cappuccino vainilla, mientras él tomaba solo el cappuccino.
Él siempre la dejaría en el taxi para su casa, mientras ella lo observaba
cuando el caminaba en dirección a tomar su camino.
Toda las noches conversaban largas horas, sin darse cuenta pues lo pasaban
bien soñando. Así era cada segundo entre ellos y pasaba su tiempo tan rápidamente
que no se daban cuenta cuando estaba por cumplir un mes junto a su amada.
Pero no podía
ser solo un regalo, debía tener algo muy especial que marcara la
diferencia. Pues en ese momento pensó en una pregunta que ya era tiempo
de hacerla.
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